Antecedentes
El Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973,
además de instaurar una de las dictaduras más violentas y sangrientas de
latinoamérica, imponer a través de la prisión, tortura y derramamiento de
sangre un modelo neoliberal profundizado en estos tiempos y tener dentro de su
prontuario miles de muertos, desaparecidos y desfalcos estatatales de la mano
de la familia Pinochet y quienes apoyaron y colaboraron activamente con el
régimen, asentaron dentro de la memoria colectiva de quienes vivimos los
diecisiete años de dictadura, la figura de cuatro personajes que tomando el
poder de facto, asumieron las riendas fascistas del gobierno de Chile. La
denominada Junta Militar de Gobierno.
Aquella junta que tuvo como miembros a
representantes de cada una de las ramas de las fuerzas armadas, asumió el poder
total de la nación. Augusto Pinochet del Ejército, Gustavo Leigh de la Fuerza
Aérea, César Mendoza de Carabineros (el general rastrero según las palabras
finales de Allende durante el bombardeo a La Moneda) y José Toribio Merino de
la Armada, constituyeron el poder absoluto de esta larga y angosta faja de
tierra.
El juicio de la historia ha depositado en la figura
del Dictador Pinochet la culpa más pesada en torno a la violación de los
derechos humanos y el terrorismo de estado empleado por esos años, pero no fue
menor la importancia que José Toribio Merino tuvo en agitar el golpe y liderar
la insurrección de la armada horas antes que se iniciara el bombardeo a La
Moneda.
Merino, quien fue junto a Pinochet, el único
miembro original de esa junta inamovible hasta su final, se caracterizó además
de su apoyo irrestricto al régimen, de lanzar ridículas, ofensivas y sabrosas
frases que sólo los martes (pues era el exclusivo día que le hablaba a la
prensa de la época) expulsaba ante la opinión pública ochentera. “Los martes de Merino” se convirtieron en una criolla costumbre del
absurdo político de la época. Para ejemplificar, traigo a colación algunas de
ellas vertidas en diferentes momentos de la contingencia nacional de la década
de mencionada:
“Los bolivianos son unos auquénidos metamorfoseados.” Expresada en momentos de tensión limítrofe con Bolivia.
“Yo no soy político, soy marino. Tengo derecho a decir lo que quiera.” En
respuesta a sus constantes dichos agresivos y en especial a éste: “Hay dos tipos de seres humanos: Unos que los llamo humanos y otros,
humanoides. Los humanoides pertenecen al Partido Comunista”.
Para
la risa, si es que uno puede llegar a esbozar una sonrisa con tal nefasto
personaje de la historia más oscura de Chile, está la frase que emitió cuando
se le preguntó por el candidato que debía representar el continuismo fascista
de Pinochet en las elecciones de 1988.
Sin
recurrir al oráculo de Delfos, en pomposa y rimbombante ceremonia atiborrada de
militares, civiles derechistas y eclesiásticos ligados al régimen, ese
candidato para liderar el Sí, fue Augusto Pinochet, era que no. La historia nos
dice que Pinochet fue el único candidato, corrió solo y llegó segundo. Ganó el
NO. Por último, de culto fue la salida de madre que tuvo el
militar cuando recién ocurrido el “bengalazo” del Maracaná al Cóndor Roberto
Rojas, el hecho deportivo más vergonzoso de la historia futbolística de Chile,
éste trató a los brasileños de “país primitivo y de seres de otra
naturaleza”.
Ernesto Silva: llegó
el recambio
Es sabido y solo cuestión de revisar medios y diarios
digitales que la derecha chilena, vuelta la democracia, ha entregado un desfile
de personajes que con sus desacertadas o fascistas declaraciones se han
asemejado bastante al extinto miembro de la junta militar. Debe estar en sus
ADN.
No quiero extenderme y citar a otros, hoy solo quiero
detenerme en el sujeto que estos últimos dos años se ha convertido en trending
topic en más de una ocasión por sus estultos comentarios y latente
anticomunismo que lo emparenta bastante con Merino. Su nombre: Ernesto Silva.
Sí, el mismo que producto del destape del Caso Penta no pudo con la presión interna y tuvo que renunciar a la presidencia de la UDI, “congelándose” hasta hace unos meses donde reapareció, con la formación de un grupo de “líderes” del Chile Vamos para las elecciones municipales y el lanzamiento de su libro “Aire Nuevo”. La UDI no fue la excepción en los casos de corrupción, al contrario, los lideró y aún lidera, donde el círculo de inteses entre el diputado y Penta era estrechísimo. Su tío político es el mismo Carlos Alberto “El Choclo” Délano quien según investigaciones financió a través de boletas ideológicamente falsas la campaña parlamentaria del hasta ese momento desconocido Ernesto. Coincidentemente fue el Diputado que más aportes reservados recibió en la última elección parlamentaria $268.000.000 y como guinda de la torta está casado con la hermana de Juan Antonio Coloma, otro ex presidente UDI, e integrante de este “ Equipo” de salvadores del rumbo que ha seguido Chile en este año y medio, según sus apocalípticas palabras.
Las frases para
el bronce de Silva
Dentro de las máximas que ha vertido estos últimos meses el
diputado, se encuentra la expresada hace pocos días en relación a la petición
de nulidad de la Ley de Pesca por el Partido Comunista y la Izquierda
Ciudadana.
Silva señaló que “una
parte de la izquierda está dispuesta a salirse de la ley para obtener el poder” en perfecta alusión al PC y haciendo
una defensa inmoral de una ley que tiene a varios de sus correligionarios
acusados de soborno, cohecho y conflictos de interés. (Jaime Orpis)
Además el militante UDI tildó a la DC de “hipócrita y de subyugarse al PC”.
Además el militante UDI tildó a la DC de “hipócrita y de subyugarse al PC”.
Tal vez la más comentada por estas semanas fue la
entrevista que dio a CNN Chile y la periodista Mónica Rincón, precisamente en
relación al cohecho y corrupción de Orpis en la tramitación de la Ley de Pesca del
año 2011 y 2012.
Rincón lo llevó durante un buen rato a buscar
pronunciarse sobre su concepto del cohecho y el acto que Orpis, hoy ya
desaforado cometió en las votaciones de dicha ley, recibiendo casi 300 millones
de pesos de Corpesca, empresa de Angellini actor de las negociaciones.
Para sorpresa de los televidentes, el rictus de la
periodista fue elocuente, pues en dos ocasiones Silva señaló que no, que “los diputados y senadores no cometen cohecho” y que esa figura pertenecía
exclusivamente a los funcionarios de la administración pública. Obviamente los
memes y twitter de las redes sociales no se hicieron esperar, además por la sabida
participación de este personaje y su tío en el Caso Penta.
El año pasado también hizo de las suyas y sacó a
relucir el alma de cineastas y creadores de cortometrajes que tiene la UDI, al
subir a youtube, tal cual “youtuber” un video que en algo más de un minuto
lanzaba apocalípticas proclamas con las reiteradas frases cliché que Chile no
crece, estamos estancados, quiero a mi país y los males de la patria están en
La Moneda. “Un nuevo ciclo para Chile” la magna obra.
Paradójico y cara de raja cuando medio partido que
él presidió está formalizado, investigado o imputado por delitos económicos.
Delitos, no errores cono dice otro personaje de la estulticia verbal: Joaquín
Lavín. Como era de suponerse el trolleo y el encono de la barra twittera remató
a Silva y su intento de cortometraje.
Otras de sus frases han ido directamente a Bachelet
y la Nueva Mayoría acusando a la primera de “vacío de liderazgo”
y rebautizando al bloque oficialista como “Nuevo Comunismo, el mismo de siempre, pero disfrazado”.
Como podemos ver la desfachatez de Ernesto Silva
tiene para rato y no es aventurado imaginar que seguiremos escuchando sus
venenosas frases o torpes videos ahora que se aproximan las municipales, las
otras, las de Merino, están en la criolla historia chilensis de la dictadura,
que siempre es bueno recordar.
Más que mal, no hay presente
sin historia.