martes, 19 de julio de 2011

QUE NO CAIGA QUE NO TOQUE EL SUELO

Bastante pegajosa es la melodía creada por el canal del fútbol como al parecer muy pegajosos son los billetes que desfilan por los dedos, chequeras y bolsillos de nuestros egregios representantes populares. 

Más allá de lo irrisorio para algunos o indignante para otros de ver a los actores de nuestro hemiciclo disfrutar de una pichanga en pleno horario de sesión legislativa, tiempo atrás nos encontramos con la cara más clara de la sinvergüenzura y el cara de rajismo de nuestros diputados. El bono de 100.000 pesos que en realidad oscilaba en los 300.000 para subvencionarse la bencina destapó una serie de iregularidades e inició un álgido debate popular. 

Y si bien es cierto, la salida a la luz pública de tal ofertón reculó la propuesta, provocando un desfile de honorables que señalaban no saber nada del asunto, más otros rasgando vestiduras del hecho, mi crítica apunta a la forma como se autoasignan los recursos nuestros parlamentarios. Por décadas hemos escuchado el discurso eterno de la representación popular y el servicio público, con este hecho han demostrado una palabrería falsa e inconsecuente dejando las buenas intenciones para la gente sólo en tiempos de elecciones, a fin de perpetuarlos en el poder. 

Nuestros diputados a través de la comisión de régimen integrada por los presidentes de las diferentes bancadas son capaces de asignarse precisamente bonos como estos, un grupo de 4 a 5 personas legislan para ellos y luego con o sin aprobación del resto de los honorables asumen esos incentivos. Esa es la democracia que tenemos, entre cuatro paredes, aquella que nos hace elegir cada 4 años y sería todo, mediante un sistema binominal anti-democrático, con una constitución elaborada en un régimen de facto, con barnices aún más anti-democráticos que no contempla ni el plebiscito, el referéndum o la consulta, herramientas cívicas de participación real y popular de la gente en otras latitudes. 

Resultado: estos seres, que son la más clara representación del ocaso de la democracia en nuestra país y la cara más sucia de la autodenominada clase política que de buena clase no tiene nada.

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